Uno de mis profesores en el seminario, una vez fue invitado a una clase de estudio bíblico en una iglesia en la que nunca había estado. Pidió a los miembros de la clase que abrieran la Biblia, y el salón quedó en absoluto silencio. Nadie tenía una Biblia. Finalmente hallaron una caja de Biblias en un estante y se las repartió a la clase, y él continuó la lección.

Espero que usted necesite la Biblia cada domingo cuando usted asista a la iglesia, y que la lleve consigo. Y que usted la necesite cada día de la semana, también.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra la utilidad de la palabra de Dios . . . en su Minuto en la Biblia.