Por todo el mundo hay “puentes a ninguna parte”; proyectos de carreteras planeados, pero nunca construidos; construidos pero dañados y ya no se usan; o construidos pero rara vez se los usa. Son proyectos que parecían dignos cuando se los concibió, pero tenían escaso propósito útil.
Tal como es posible construir un puente a ninguna parte, también es posible vivir una vida que no va a ninguna parte; una vida que parece atareada pero carece de un propósito eterno. Jesús lo dijo de esta manera: “¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo pero perder su alma en el proceso?”
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra el propósito de Dios para su vida . . . en su Minuto en la Biblia.