Aunque Karl Marx, padre del comunismo moderno, era ateo, con certeza entendía el significado de las palabras. Escribió: “Bien sea Dios es soberano, o el hombre es soberano. Una de las dos frases no es verdad.” Nos recuerda que cuando usamos palabras como “Señor” y “soberano,” debemos vivir como si las entendiéramos.
Jesús le preguntó a una multitud un día: “¿Por qué me llaman ‘Señor, Señor,’ y no hacen lo que yo digo?” Llamar a alguien “Señor” es lo mismo que llamarle “Soberano.” Si Jesús es Señor Soberano, eso significa que nosotros no lo somos. Por consiguiente, nuestro papel es someternos a él.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva.. . . en su Minuto en la Biblia.