Un titular decía sobre una nación en África: “La pelea arde ante las conversaciones de paz.” El artículo explicaba que mientras representantes de ambas partes se preparaban para hablar, la pelea rugía. Seguro que continuó mientras los negociadores hablaban de paz.

Un viejo refrán dice que se necesita dos para bailar el tango. La manera más rápida que conozco para acabar con una discusión o conflicto es que una parte diga: “Para mí, se acabó.” Sé que hay mucho en juego en tal declaración, pero también sé que Dios bendice a los pacificadores. Propóngase ser el pacificador en su rincón del mundo.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra los caminos de Dios para la paz . . . en su Minuto en la Biblia.