Muchos viven la vida diciendo, verbal y no verbalmente: “Quiero que me amen,” o “Quiero ser grande,” o “Quiero ser rico.” Aunque no hay nada de malo con que lo amen a uno, con ser grande o rico, rara vez alcanzamos esas cosas cuando las buscamos. El cómo las recibimos es una paradoja.

El Nuevo Testamento abunda en paradojas. Las cosas que más queremos en la vida por lo general nos vienen como productos colaterales de hacer lo mismo para otros. Somos amados cuando amamos a otros, somos grandes cuando servimos a otros, y Dios nos bendice cuando somos generosos hacia otros.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra las paradojas de Dios . . . en su Minuto en la Biblia.