Hoy tenemos grabaciones, cintas, discos compactos, música por la Internet; muchas maneras de acceder a música. Pero, cuando tenemos un disco compacto en nuestras manos, ¿cómo sabemos que la música está realmente allí? Una manera es leer la etiqueta, por supuesto. Pero la prueba final viene cuando ponemos el disco en un reproductor y oprimirnos el botón de “tocar.” Hay una diferencia entre saber y comprobarlo.
Lo mismo es cierto del Espíritu Santo en nuestra vida. No podemos probarlo con nuestros cinco sentidos, pero podemos comprobar su presencia sometiéndolos a él y experimentando su dirección, su fruto y su estímulo.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra la presencia del Espíritu de Dios . . . en su Minuto en la Biblia.