En el año dos mil trece, los entrenadores de los equipos de fútbol oponentes en el partido final del campeonato eran hermanos. Ambos llegaron el pináculo de la fama en los deportes conduciendo a sus equipos al Súper Tazón. Se sabe que siempre han sido muy buenos amigos.
La Biblia asigna gran valor a la unidad. De hecho, el Salmo ciento treinta y tres: uno dice “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!” Si entrenadores deportivos pueden expresar amor el uno para el otro a pesar de sus diferencias, con certeza los cristianos también pueden hacerlo.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra el deseo de Dios para la unidad cristiana . . . en su Minuto en la Biblia.