La tarea más grande jamás asignada a un grupo de personas es la Gran Comisión; la tarea de hacer discípulos de Cristo en todas las naciones. Pero Jesús dio solamente dos instrucciones específicas: bauticen a los nuevos convertidos y enséñenles lo que yo les enseñé. Todo lo demás, el cómo, cuándo y dónde, Jesús se los dejó a ellos.
Es asombroso que Jesús nos confiara tarea tan gigantesca con tan pocas instrucciones. Obviamente confiaba en sus discípulos, y en nosotros, para llevar a cabo la tarea de esparcir el evangelio. La confianza instila responsabilidad en aquellos en quienes se confía.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra todas las cosas que Dios le confió para que haga. . . en su Minuto en la Biblia.