Encontré una perla de sabiduría que dice: “El que lo sabe todo es quién más tiene que aprender.” Eso fue cierto en los días de Jesús. Los eruditos religiosos en Jerusalén, fariseos y escribas, pensaban que lo sabían todo. Y en verdad, sabían mucho en cuanto a las leyes de Dios y sus propias leyes. Pero eso no les impedía carecer de conocimiento de lo que Dios estaba haciendo ante sus ojos. Su gran conocimiento les cegaba a lo que Jesucristo era.
Exige gran humildad decir: “Señor, enséñame.” Pero Dios bendice esa clase de humildad en tanto que se opone a los que lo saben todo.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra el conocimiento de Dios . . . en su Minuto en la Biblia.