A pesar de su gran intelecto y sabiduría, Benjamín Franklin vivió entre dos aguas en cuanto a su fe. Se consideraba cristiano y teísta. Un teísta cree en un Dios Creador que permite que la tierra evolucione por cuenta propia; un Dios que mantiene su distancia y no interfiere con la actividad humana.
Como señal de sus convicciones fluctuantes, Franklin escribió: “Mientras más años vivo, más pruebas convincentes veo de la verdad de que Dios gobierna los asuntos de los hombres.” Ese es un punto bíblico de vista. Para su crédito, Franklin continuó considerando razones para revisar sus convicciones deístas.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra quién es Dios en realidad . . . en su Minuto en la Biblia.