Parece que la tendencia actual es restar el dolor de la pérdida en los deportes de los niños, dándoles trofeos simplemente por presentarse. Pero en el mundo de los adultos, una pérdida puede ser muy dolorosa. Cuando perdemos o fallamos en la vida, por lo general hay dolor que debemos aprender a aceptar.
El apóstol Pablo tenía una perspectiva singular sobre la pérdida: ¡Se regocijaba en ella! ¡De buena gana la abrazaba! Dijo: “Por el privilegio de conocer a Cristo me gozo al perder todo lo que el mundo valora.” Dios siempre tiene algo escondido en nuestras pérdidas y fracasos si simplemente lo buscamos.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra las lecciones de Dios en las pérdidas . . . en su Minuto en la Biblia.