Más de una vez en su ministerio terrenal Jesús encontró la cosmovisión que caracteriza nuestra edad moderna: la perspectiva científica que exige prueba visible antes de creer. Los detractores de Jesús incluso exigieron que hiciera milagros a fin de darles una razón para creer. Uno de sus discípulos, Tomás, exigió ver las heridas de la crucifixión de Jesús antes de creer en la resurrección.
Jesús no criticó el deseo de evidencia que tenía Tomás, pero sí dijo: “Bienaventurados los que no vieron y creyeron.” Si usted todavía no ha creído en Jesús, abra su corazón primero, y luego permita que Dios abra sus ojos.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra las razones de Dios para creer . . . en su Minuto en la Biblia.