El gran violinista, Niccolo Paganini, tocaba un concierto con orquesta completa cuando una de las cuerdas de su violín se rompió; y él siguió tocando. Después se rompió otra cuerda, y luego una tercera. Pero él improvisó y terminó el concierto tocando en una sola cuerda. El público le aplaudió con tal frenesí que el repitió, usando sólo una cuerda.

Dos cosas hicieron eso posible. Su genio musical, por supuesto, pero también su actitud optimista. Usó lo que tenía disponible e hizo lo mejor. A veces Dios no provee todo lo que queremos, pero siempre hace que resulte para bien.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva.. . . en su Minuto en la Biblia.