En el Antiguo Testamento, individuos como Abraham, Balaam y Gedeón recibieron visitas de ángeles. Lo extraño es que, al principio, los humanos no se dieron cuenta de que estaban hablando con ángeles. El escritor de Hebreos sin duda tenía en mente esas experiencias cuando exhortó que seamos hospitalarios con los extraños, porque bien pudiera ser un ángel llamando a la puerta.

Nadie le negaría hospitalidad a un ángel, y sin embargo nosotros somos tentados a hacerlo así con las personas cuando estamos atareados o preocupados. Ese versículo, Hebreos 13:2, debe hacernos ver cada encuentro como una cita divina.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra las citas divinas que Dios tiene para usted. . . en su Minuto en la Biblia.