He oído que a los camellos jóvenes se les enseña a arrodillarse diciéndoles cierta palabra al mismo tiempo que se coloca una carga pesada en su lomo. A la larga aprenden arrodillarse simplemente al oír la palabra.

Eso me hace pensar en lo que se necesita para enseñarnos a orar. A veces se requiere una carga pesada que venga nuestras vidas para convencernos de que debemos arrodillarnos ante Dios en oración. Dios desea, por supuesto, que nos postremos ante él no solamente cuando tenemos una carga, sino como niños, en cualquier momento en que buscamos la comunión con nuestro Padre celestial.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra el propósito de Dios en la oración . . . en su Minuto en la Biblia.