Después de una boda, los niños jugaban a “casarse.” La que hacía de ministro le preguntó a la que hacía de novia: “¿Tomas a este hombre en riqueza o en pobreza?”; y la pequeña novia interrumpió con énfasis: “¡En riqueza!”

¡Démosle crédito por saber lo que quería! Casi todo el que se casa promete amar a pesar de las circunstancias; en salud o enfermedad, en riqueza o en pobreza. Y sin embargo a menudo el amor se olvida cuando cambian las circunstancias. El amor se vuelve condicional en lugar de ser incondicional. En el amor, el nuestro debe ser tan incondicional como el de Dios.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra el amor incondicional de Dios . . . en su Minuto en la Biblia.