Las palabras que George H. W. Bush, dijo en la convención republicana en 1988, lo acosaron por años. Dijo que si el Congreso lo presionaba para que suba los impuestos les diría: “Lean mis labios: ¡No nuevos impuestos!” Más tarde, siendo presidente, Bush elevó los impuestos para compensar por los déficits presupuestarios.
El rey Salomón dijo que es mejor no prometer, que prometer y no cumplir. Si en efecto tenemos que romper una promesa, debemos reconocerlo y pedir disculpas; y proceder con mayor cautela en el futuro. Es más probable que las personas perdonen una promesa rota, si simplemente reconocemos nuestro fracaso.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra las promesas de Dios . . . en su Minuto en la Biblia.