Muchos escritores han observado que es más fácil prevenir un mal hábito que abandonarlo. Otro escritor dice que los hábitos empiezan tan endebles como telarañas y luego se vuelven tan fuertes como cables. Y muchos han aprendido que los buenos hábitos se pueden formar intencionalmente tal como los malos hábitos se pueden formar intencionalmente.
El Nuevo Testamento habla de quienes “tienen por costumbre” ser ociosos y entremetidos. Otros cultivan el hábito de no asistir a la iglesia. Siempre es buena idea mirar las cosas que hacemos de manera repetitiva y preguntarnos: “¿Es esto algo que debo continuar haciendo o dejar de hacerlo?”
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra las mejores alternativas de Dios. . . en su Minuto en la Biblia.