En el cuento de Pinocho, la nariz del muñeco crecía cada vez que decía una mentira. A veces pienso que sería útil que los humanos tuviéramos un detector de mentiras tan fácilmente visible. No pienso que muchos dicen mentiras descaradas, pero, ¿mentiritas blancas, medias verdades, retener la verdad, y exageraciones? Pienso que eso ocurre con más frecuencia de lo que admitiríamos.
Efesios cuatro quince tiene la respuesta: hablar la verdad en amor. El amor requiere que seamos sensibles respecto a cuándo, y cómo decimos la verdad; pero “hablar la verdad” requiere que nunca diluyamos, exageremos, o retengamos la verdad.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra las razones de Dios para la sinceridad . . . en su Minuto en la Biblia.