Una mujer se enfadó porque su asiento no era el de honor en un banquete. Se quejó al anfitrión en cuanto al error, y le preguntó si era un problema consistente sentar a las personas correctamente. “Ah, de ninguna manera,” respondió el anfitrión. “Los invitados que se preocupan por dónde se sientan, en realidad no importan, y a los invitados que importan, eso en realidad no les importa.”
Jesús dijo que si nos invitan a un banquete, debemos sentarnos en el asiento inferior. Es mejor ser invitado a subir al lugar de honor, que el que nos pidan que lo dejemos para otra persona.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra la perspectiva de Dios sobre el honor . . . en su Minuto en la Biblia.