Hace años un joven misionero fue a China con un salario anual de dos mil dólares. Fue tan eficiente que una compañía quiso emplearlo. Le ofrecieron duplicar, triplicar, incluso cuadruplicar su salario; y cada vez él dijo que no. Finalmente le dijeron: “¿Acaso el salario que le ofrecemos no es suficiente?” “Ah, el salario es suficiente,” dijo el joven, “pero el trabajo no lo es.”

Cualquiera que sea el oficio con que el cristiano se gana la vida, ningún trabajo es tan grande o tan importante como el que Jesús les ha dado a sus seguidores: llevar el evangelio a todo el mundo.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra el trabajo que Dios tiene para usted . . . en su Minuto en la Biblia.