En una encuesta, a mil trescientos empresarios que decían tener religión se les preguntó si dirigían sus negocios según sus principios religiosos. El cuarenta y dos por ciento dijo que no. No estoy seguro de qué pensar sobre eso. ¿Por qué alguien va a sostener creencias religiosas pero no incorporarlas en su vida diaria y negocios?

Evidentemente no es un problema nuevo. La Biblia habla de la desconexión entre la fe y las obras; la fe sin acciones consistentes es muerta, escribió el apóstol Santiago. Pero antes de juzgar, miremos primero el espejo. ¿Demuestran nuestras acciones diarias que nuestra fe es genuina?

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra lo que Dios espera de nuestra fe . . . en su Minuto en la Biblia.