En mil novecientos cuarenta y tres, los ejecutivos de la IBM predijeron que, en el mejor de los casos, venderían cinco computadores. En mil novecientos cincuenta y nueve, la IBM le dijo a la Xerox que no venderían más de cinco mil copiadoras en todo el mundo. Ahora sabemos que se quedaron demasiado cortos.

No estoy tomándolas contra la IBM. Después de todo, ¿quién sabe el futuro? Ni siquiera sabemos lo que sucederá en una hora, mucho menos en cincuenta años. Pero podemos conocer a Alguien que sí lo sabe. No es tan importante saber el futuro como lo es conocer al Señor del futuro.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra al Dios que sabe el futuro . . . en su Minuto en la Biblia.